“Isidora tiene 4 meses de edad y desde que nació que debió quedarse hospitalizada por diagnosticársele una Atresia de vías Biliares junto con una sífilis congénita. Al cumplir un mes recién la dieron de alta y fue ahí cuando mi hijo Luis (con adicción a las drogas) me la fue a dejar a la casa, pero fue una enfermedad que ellos, los padres, le contagiaron dañándole su hígado y fue por eso que debió ser operada”. Así parte el relato de esta abuela que ha tenido que hacerse cargo de una compleja realidad que afecta a su pequeña nieta.
«Yo vivo de allegada donde mi hija Solange. Ella tiene un hijo de diez años a quien yo también cuido. Es ella la que mantiene toda la casa», comenta esta abnegada mujer.
Cuénteme un poco el caso de los padres de su nieta Isidora.
– «Bueno lamentablemente ellos andan en la calle, están metidos en la droga, no tienen donde vivir y duermen en la vía pública; roban, están presos, salen un tiempo y así se la llevan, esa es la vida de ellos. Cuando esta bebé nació la dejaron acá en el hospital porque venía enferma. A mi me avisaron que estaba en el hospital, porque yo no quería nada con ellos menos con Luis. Después cuando a ellos se la entregaron, mi hijo Luis llegó a casa pidiéndome que me quedara con Isidora porque ellos estaban durmiendo en la calle. Fue ahí cuando yo la recibí».
«A Isidora la están haciendo una serie de exámenes que los pidió el cardiólogo y la nutricionista. Realmente a mi me cambió la vida con la llegada de Isidora porque yo también estoy enferma, sufro de diabetes, hipertensión, artrosis y una depresión en tratamiento. Lamentablemente al estar completamente dedicada al cuidado de Isidora yo perdí todos mis controles y perdí también mi operación. Ahora tengo que estar constantemente pendiente de ella, que no tenga fiebre y cualquier cosa partir rápidamente al hospital. A pesar de que yo estoy enferma, con la llegada de Isidora ya no siento nada de mi enfermedad; antes estaba coja, no podía subir peldaños, me costaba un mundo ir al baño y ahora que llegó esta niñita no me duele la rodilla, ahora ya no me duele nada. Antes vivía con dolor de cabeza, ahora ya no me duele porque estoy por completo dedicada a mi nieta”.
Cómo se enteró de la existencia de la Corporación Cordillera.
– «Como yo no estaba en condiciones de comprar la leche que necesita Isidora (Nutrilón Pepti-Junior, cada tarro cuesta $23.600 y necesita 10 al mes) me derivaron a la asistente social quien me puso en contacto con ustedes y ahí me enteré que como corporación ayudan a las bebés que tienen enfermedades crónicas, lo que encuentro que es de gran ayuda porque yo no he podido comprar esa leche. En casa vivimos dos adultos, que somos mi hija Solange y yo, más mi nieto de 10 años y ahora la Isidora de 4 meses y el único ingreso es el de mi hija Solange que trabaja como cajera en un supermercado, entonces no nos alcanza para cubrir todos los gastos».
«Yo conversé con mi otra hija, Karina que tiene 34 años con dos hijas de 10 y 3 años, que en el caso que después me llamasen para realizarme la operación que necesito, entregáramos a Isidora en adopción, pero ella me dijo que nos quedáramos con ella y que batalláramos hasta el final», concluye la abuela.
Corporación Cordillera pudo realizar una donación de 8 tarros Nutrilón Pepti-Junior, sin embargo necesitamos la ayuda de más personas para poder mantener su alimentación en el tiempo. Si usted o su empresa pueden apadrinar a esta pequeña, por favor escribir a cordillera@ssmso.cl o llamar a los teléfonos (02) 2576 4665 – 8 240 3756. Este es un caso muy urgente. Muchas gracias por su atención.